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miércoles, 12 de mayo de 2010

Ramón Chávez

¿Acaso un nuevo record para el Libro Guinness?


Respondiendo a un pedido especial del Maestro Daniel Oren, el tenor Francisco Casanova sustituyó a un colega enfermo el 27 de Abril, en el papel de Éléazar, en una producción de la ópera La Juive presentada durante el mes de Abril por La Nueva Ópera de Israel, en Tel Aviv. Originalmente Casanova debía cantar la función del 28 de Abril, cerrando de esa manera el ciclo de diez funciones, él con el mayor número de las mismas. Con el desarrollo no esperado de los eventos, Casanova cantó el masacrante papel del Rabino Éléazar dos veces en 24 horas.

En el momento de escribir estas líneas, no tenemos noticia de que algún otro tenor en la historia de esta ópera, capaz de llevar a cabo tal hazaña con éxito como lo hiciera Casanova, haciendo las delicias del generoso público de Tel Aviv dos noches consecutivamente. Pero podríamos no tener razón, aunque lo dudamos.

El papel de Éléazar, intenso desde el inicio de la ópera, durante toda ella hasta el violento final de la misma, que mantiene al tenor cantando al margen de la vocalidad dramática belcantística, ha contado con ilustres intérpretes desde que fuera escrito por Fromenthal Halévy en 1835 para Adolphe Nourit, entre los que podemos mencionar a Cesare Vezzani, Enrico Caruso, Giovanni Martinelli, el gran Richard Tucker, así como también al estadounidense Neil Shicoff, y al mismo Casanova, que desde hace ya 11 años lo canta.

El debut de Casanova como Éléazar tuvo lugar el 13 de Abril del 1999, en una versión en forma de concierto de dicha ópera que tuviera lugar en Carnegie Hall, bajo la dirección de Eve Queler. Desde entonces, ha cantado esta ópera en muchos países, incluyendo Austria y el mismo Israel, país este último en el que hiciera su debut en el escenario en La Juive, en Enero del año 2000.

Críticos y amantes de la ópera por igual han dicho que Casanova dona a este personaje un carga inmensa de humanidad, concentrándose menos en el aspecto de la venganza, ofreciéndonos un Éléazar lleno de todas esas cosas que hacen a un ser humano, virtudes y defectos por igual.

Al final de ambas funciones, la del 27 así como el 28 de Abril, el público que llenó el auditorio de la Nueva Ópera de Israel ambas noches, creó una conmoción de entusiasmo con sus aplausos y vítores dedicadas a la interpretación del tenor Dominicano, de la misma manera que lo hicieran algunos día antes en sus otras funciones. Pero en estas dos ocasiones, las entregas del público llevaban una carga especial: habían comprendido y apreciado en su justo valor la hazaña llevada a cabo por Casanova en 24 horas, cuando aceptó el tour de force que significa cantar dos funciones de esta ópera sin descanso, sin quitarle nada a su interpretación, ni la una ni la otra noche, en lo referente a la expresión o a la pura interpretación vocal, con el objeto de hacerse las cosas más fáciles a sí mismo. Que de haberlo hecho de esta manera, el público lo habría entendido.

Al preguntarle quien escribe como era posible para él llevar a cabo tal hazaña, al borde de lo descabellado, Casanova contestó con tranquilidad: “Cuando Dios te bendice en el escenario con colegas tales como Annick Massis, Roberto Scandiuzzi, Marina Poplavskaya… los cuales hacen tu trabajo lógico (haciendo el ellos bien)… cosas de este tipo son posibles. Además, ayuda también tener en el foso un Maestro como Daniel Oren: siempre contigo, ayudándote en cada frase. Pero sobretodo, ayuda estar bien preparado, porque cantar en sí no es fácil, mucho menos cantar el papel del Judío Éléazar”.

¿Que le ayuda a sobrellevar momentos como éste?
“Pienso en mi querido Maestro Ferraro. Dios lo puso en mi vida para que el me nutriera y me cuidara. Siempre pienso en él con gratitud.”

Nos dijo el tenor mientras caminaba hacia a su camerino para dejar encerrado allí a Éléazar… hasta la próxima ocasión.
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