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lunes, 18 de junio de 2012

Ramón Chávez

Cuando el docente es un software


Artículo escrito por: Jimmy Rosario Bernard,  Catedrático universitario
Prof: Jimmy Rosario Bernard

La educación del siglo XXI, es una enseñanza que se ha caracterizado por la  integración de las Nuevas  Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC)  y de esto  se ha estado hablando hace más de una década al  punto  de  ya no parecer algo tan nuevo.

Con la aparición en el mercado de aplicaciones, tanto libres como de pago,  que permiten crear entornos de enseñanza verdaderamente interactivos, haciendo innecesaria la   presencia física de un profesor , sino ocasional  y de manera remota, se permite a los estudiantes  interactuar con un conjunto de herramientas informáticas que facilitan su aprendizaje de manera significativa y participativa.

Si bien los que creemos que la educación en línea ahorra significativamente costos  a todos los niveles, ofreciendo  programas adaptados a cada estudiante y dar una mayor opción en materia educativa, es de igual forma un hecho de que en algunos países  se discute sobre las consecuencias  que presentan  los estudiantes matriculados  con modelos totalmente  virtuales, quienes según algunos estudiosos del tema  tienen un rendimiento significativamente inferior en las pruebas estandarizadas y menor progreso  en cada uno de los ciclos, frente a sus pares. Esto preocupa bastante, ya  que los  alumnos que toman docencia totalmente en línea pierden  de alguna manera las formas de relacionarse con los demás o la posibilidad de participar en discusiones en grupo de manera face to face. 

Esto es un hecho y no se ve en el futuro, ya esta en el presente, una modalidad prometedora, dicen muchos, otros todavía se sienten pesimistas sobre esta forma de educar, pero  si es una realidad que en este  país ya casi la totalidad de universidades y entidades de educación superior, están combinando la forma de estudio tradicional de impartir docencia con la interacción en línea y muchas veces al margen de lo que contempla el reglamento de Instituciones y programas de educación superior a distancia aprobado por  el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MEScyT), totalmente virtual.   

Podemos tomar en cuenta que este modelo ya ha tenido muchos casos de éxito en universidades de gran prestigio en el mundo, gracias a las inversiones realizadas para su éxito,  también es necesario estar consientes   el nivel adecuado para la formación de una educación totalmente virtual y sobre todo remota, pues el saber conceptual (saber saber), el saber procedimental (saber hacer), el saber actitudinal (saber ser), el saber socialmente compartido (saber con el otro), es lo que seguramente nos conduciría a lograr jóvenes creativos, innovadores y emprendedores,  asunto que se antoja por demás difícil con el sistema educativo nacional que tenemos actualmente.

Es por ello que estaríamos construyendo prospectivamente escenarios deseables, escenarios que no vemos tan lejanos, que ya se encuentran ante nosotros, como son: una alta competitividad, la omnipresente globalización, un urgente desarrollo sustentable, la necesaria formación, la valoración de una inminente aparición de escenarios alternativos, así como una vertiginosa presencia de nuevas y sorprendente tecnologías.

Sin lugar a duda la enseñanza en línea permite ahorro de recursos,  sobre todo con lo encarecida que se ha vuelto la educación  en este  pedacito de tierra, pero el hecho  de querer acelerar este  proceso,  sin   estar preparados académicamente y  contar con las herramientas tecnológicas necesaria para que sea un éxito,  es  sin lugar a dudas un posible fracaso  que llevará a la  frustración  de todos los involucrados en este proceso.

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