Este domingo la orquesta de Héctor Acosta fue la encargada de combinar los
colores y sabores del amplio menú de merengues y bachatas con las que ha
conquistado el gusto de la gente que le brinda gran respaldo en cada una de sus
actuaciones.
Al tránsito por los alrededores del lugar se le imponen algunas
limitaciones, pues la policía controla la circulación de vehículos por el área,
dada la concurrencia masiva que genera esta fiesta a orillas del Rio Hudson,
con una vista nocturna impresionante de la ciudad de Nueva York.
Con la mezcla del calor de la temporada y la música de un repertorio de éxitos
donde no hay rellenos, El Torito hizo realidad aquello de "un verano en
Nueva York".
El público entusiasmado le entregó todo su respaldo, desde las diferentes
locaciones que ofrece el lugar, que van desde las mesas convencionales, las
tipo lounge, hasta las camas árabes, que son las áreas más cotizadas de las
ofertas que se abren a la concurrencia.
Una fiesta al aire libre, que el público aprecia bien, a juzgar por todo
el entusiasmo, las vivencias y la energía de los presentes cantando a
coro cada uno de los temas éxitos que conforman el arsenal musical de
El
Torito. Ese mismo domingo, al concluir en La Marina la orquesta cruzó de Nueva York a New
Jersey para tocar un baile en el Club Los Caballeros de Colón, de Union City,
en un ambiente de predominio de mexicanos, que es un público que ha venido
cultivando la orquesta de Acosta en los últimos tiempos.
En el lugar,
empero, había gente de diferentes nacionalidades, a juzgar por la
algarabía que se escuchaba al momento en que El Torito pasaba lista de los
presentes. Los mexicanos, salvadores, hondureños, colombianos,
guatemaltecos, han hecho acopio de la música de esta agrupación que ha
tenido la capacidad de abrirse hacia gente que se ha caracterizado por tener
preferencias muy marcadas. Ello le permite una movilidad lugares de amplia
capacidad que tradicionalmente han sido campo de trabajo para bandas mexicanas
y artistas que se encuentran en esa vertiente.
Es lo que hace posible que el artista criollo sea incluido en los grandes
conciertos y espectáculos dirigidos a mexicanos, y gente de Suramérica y
Centroamérica.
El sábado la banda de Héctor Acosta estuvo tocando en Indianápolis, una plaza
no convencional ni tradicional, donde se dice que las orquestas criollas
no tienen nada qué buscar, debido a la ausencia de gente dominicana.
El
Torito se ha dado el lujo de romper ese cerco, con una fórmula que le ha dado
muy buen resultado. Conquistar el gusto y la aceptación de esa gran masa
latina, de la que casi todos los artistas dominicanos se han mantenido al
margen. Por ello las giras de Héctor Acosta por territorio norteamericano
alcanzan una dimensión que le permite ser acogido, no solo en los
establecimientos tradicionales de los dominicanos, sino también en los
locales donde se divierte la demás gente de las diversas razas latinas en la
gran urbe.