Marivell Contreras y Feliz Vinicio Lora |
Buenas
noches:
La
utilidad de este encuentro al que nos convocó paso a paso Feliz Vinicio Lora va
más allá de este instante y tiene un sentido para los que estamos involucrados,
por su llamado en esta importante entidad que con tan nobles fines, nace hoy.
Tiene
razón Feliz Vinicio cuando habla de la altísima incidencia de los accidentes
cerebro-vasculares en el país y en el mundo de hoy. Mucha más con la cantidad
de gente que queda invalidada en parte tanto en sus habilidades físico-motoras,
del habla como en todas sus partes físicas y con el eco que esto provoca en la
familia más cercana y en la sociedad a la que pertenece.
Hace 7
años, yo era como la mayoría de las personas del país y del mundo, una completa
ignorante en relación al cerebro, más allá que como poeta y amante de la
filosofía, pensaba –ay pobre de mí-, que el cerebro era simplemente el centro
de la razón y que las emociones y la vida eran exclusivas del ámbito del
corazón.
Cuánto he
tenido que aprender desde que a mi padre le dio la primera isquemia que le provocó
un proceso de envejecimiento prematuro y me lo dejara sin memoria. En esos días
en que no podía entender cómo todo lo que le era útil e importante a la vida de
mi padre había prácticamente desaparecido de su memoria conocí que esto había
sido provocado por una demencia senil que a su vez la había provocado un
accidente cerebro-vascular a lo que confieso no me llevaron las explicaciones
médicas que recibí en ese momento.
En ese
tiempo, mi voz de poeta angustiada por el cambio escribió: “Lo peor de que no
me conozcas no es lo que hagas, sino que al desconocerme tu, empiece a sentirme
como si yo misma me desconociera.
¿Quién soy después de todo sino lo que tu me
hacías sentir que era?
Soy esa
imagen Borrosa
Con ojos
sin forma
Color o
expresión
Con labios sin mueca, ni risas
Que ya
apenas miras
No te
dicen nada las palabras que digo
Me lo
dicen todo las que no puedes decir.
L a
importancia de Fundace es que el mundo está lleno de gente como yo en esa
época, que pensaba que las cosas que le pasan a los otros no nos van a pasar a
nosotros.
Mi padre
murió en el 2006 y hasta entonces, más que escudriñar en los misterios de la
vida cerebral me perdía en los laberintos de pq nos quedábamos sin memoria o el
significado de la muerte.
El cerebro
humano me tendería otra red, igual de profunda y varias veces más terrible para
mí, porque era también terrible para todo el país, el accidente cerebro
vascular de Yaqui Núñez del Risco en diciembre del 2008. Al borde de la muerte,
Yaqui se quedó con nosotros. Aún recuerdo nuestra conversación desde que le
acaeció el evento hasta que llegó a Cedimat. Estuvimos, gracias a que mi
hermanita Carminia estaba a su lado, conversando hasta un par de minutos antes
de entrar a la plaza. Cuando llegó tenía los ojos abiertos, pero no me pudo
decir ni una palabra. Confieso que toda mi vida fue llamada a una reflexión y
cuestionamiento profundo, pq como podía yo entender que el mago de la palabra
se había quedado si su herramienta más significativa. Sin lo que le dio vigencia,
fama y reconocimiento público. Su voz. Lo digo poéticamente, pero duele y
martilla: el mago de la palabra se quedó sin voz… o el silencio de Yaqui. Que
me ha revelado tanto…